viernes, noviembre 11

Me gustaría ser de otra forma. Menos complicada, más guapa, mas lista, mas alta. Me gustaría saber pintar, esculpir, coser, bordar, limpiar la casa.................Pero no sería yo. Yo soy como soy, y me apruebo. No espero que los demás me aprueben tal y como soy. Yo me apruebo y si los demás me aprueban, bien; pero si los demás no me aprueban, es su problema.

Apruebo todas las cosas que hice. Si, tal vez pude haberlas hecho mejor, de otra forma, no darles importancia o darles más importancia, ...................... . Pero hice lo que supe y lo que pude con lo que sabía y con lo que podía. Por lo tanto, hice lo mejor en cada momento. Y por eso ME APRUEBO.

Cuándo era niña me caí y me hice daño andando en bici. Hoy, con la experiencia que tengo, no habría caído allí donde caí, pero tal vez caería en otra parte o me habría hecho más o menos daño. Pero cuando era niña, yo no sabía que frenar en seco en la bici, podía hacerme caer como me caí. Desde luego que no apruebo hacerme daño, pero sí apruebo que, con lo que yo sabía entonces sobre la bici (que no sabía nada) me caí. Fué un error del que aprendí mucho. Mucho. De este y de otros muchos errores yo aprendí, como aprendemos todos. Y tambien tuve aciertos y aprendí de ellos. Todo esto forma mi experiencia en la vida. Y la apruebo porque forma parte de mi.

Tambien apruebo como soy. No como me gustaría ser. Me acepto como soy. Que puedo mejorar, ¡ya lo sé¡, pero con la experiencia y lo que aprendo día a día, mejoro y me apruebo. Sin perfeccionismos que solo sirven para anclarnos y paralizarnos. Me apruebo como soy aquí y ahora.

Tenemos que repetir esta frase muchas, muchas veces: ME ACEPTO, ME APRUEBO Y ME AMO o en cualquier otro orden que nos guste más.